Sudando a mares, abrí los ojos y volví a la realidad en el avión que me llevaba de la Ciudad de México a Frankfurt, Alemania. Había tomado ese vuelo de último minuto, mis amigos, Thomas Lines y el Dr. Mitsunori Ono, me habían pedido que los visitara con urgencia. El único lugar disponible era un asiento de ventanilla en la zona económica.